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viernes, 24 de septiembre de 2010

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Wordle: KLIS27 














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jueves, 9 de septiembre de 2010

De cómo twitter llegó a mi vida…


 Esta es mi aportación al libro colaborativo de @bazarlocos. Como todo lo que escribo, seguramente me he enrollado demasiado: menos mal que twitter me va a enseñar a reducir a 140!!! :)

Aunque llevo poco, poco, poquísimo tiempo en twitter y aún me queda muchísimo por aprender, no me voy a quedar sin participar en una iniciativa como esta.La verdad es que después de haber leído tantas aportaciones geniales, cuesta decir algo original y diferente, así que, dando por hecho que no voy a ser original, intentaré al menos ser auténtica y contaros un poco mi historia con twitter.
Soy una renegada del sistema educativo formal. Desde siempre he tenido facilidad para aprender y no he tenido la necesidad de “empollar” para aprobar los exámenes, pero el sistema era básicamente eso: reproducir lo que dice el libro, más o menos fielmente según el profesor que te toque. Esto conduce a una desmotivación increíble para la gente que “no vale para estudiar” (frase acuñada por los herederos del conductismo, y que a muchas personas les ha marcado la existencia), y a un aburrimiento supremo para los que “sí” que valíamos. Durante el periodo del instituto, ya aprendí que aprender, lo que se dice aprender, iba a aprender poco, y descubrí que mi rendimiento se multiplicaba por seis si me “entrenaba” para los exámenes (esto es: cada lectura, cada ejercicio, cada tema que dábamos, yo estaba pensando “¿esta caerá?¿de aquí, qué nos va a preguntar?”). Por otro lado, había honrosas excepciones en asignaturas en las que tenía profes maravillosos que nos acompañaban en nuestro proceso, y ahí sí que aprendí y disfruté aprendiendo, eran de esas asignaturas en las que llegaba al examen sin estudiar, porque todo lo que había aprendido era “para siempre”.
Lo triste es que la mayoría de asignaturas no eran “de esas”, y al llegar a la universidad el chasco ya fue mayúsculo. Yo era de esas personas que creen que cuando llegas a la carrera y estudias “lo que más te gusta”, el aprendizaje es más real y se puede aplicar más al oficio que quieres aprender. En mi caso, empecé a estudiar medicina en la universidad de Barcelona, y la decepción fue enorme. El primer año, éramos seiscientos. El segundo, apenas trescientos. Se puede uno imaginar para qué sirven los exámenes, son una criba para eliminar gente que “sobra”. Por supuesto, me especialicé en “exámenes” y dejé de ir a las clases “teóricas” (que de verdad daban pena) y empecé a prepararme la carrera “por mi cuenta” (claro que en aquel entonces no teníamos internet como hoy se conoce, era el 1998 y apenas habíamos entrado en contacto con algún chat, y la información que se encontraba en la red era muy limitada).
Las prácticas y lo que aprendía de mis compañeros y de médicos que sí estaban motivados para enseñar fueron lo único que me motivó a seguir, hasta que dejé la carrera terminado el cuarto curso por motivos personales, aunque uno de los motivos más poderosos fue que realmente no disfrutaba de aprender medicina, era más bien una competición absurda.
Tristemente tuve que ver que compañeros muy capacitados se quedaron por el camino, o no pudieron acceder a las especialidades que realmente les interesaban, cuando los que conseguían notas más altas en algunos casos eran los que más tiempo estaban memorizando delante del libro. No voy a decir que no sea importante conocer datos para ser médico, pero otras cualidades como la inteligencia emocional, la capacidad de diagnóstico, la intuición, la lógica…no se valoraban en absoluto, puesto que la evaluación se realizaba mediante “pruebas objetivas”.
Ocho años después de aquello cursé un módulo formativo que me devolvió la ilusión y tuve la suerte de tener unas profesoras maravillosas, que me motivaron a seguir estudiando, y empecé la carrera de magisterio de educación infantil, con muchas ganas.
Otra vez me choqué contra el muro; aunque sí es verdad que me he encontrado profesores estupendos, en general no dejábamos de hablar de constructivismo y de aprendizaje centrado en el alumno mientras nosotros nos teníamos que aguantar con “pruebas objetivas”, trabajos descontextualizados, y más memorización.
No tengo nada en contra de la memoria, pero no puedo entender que en enseñanza superior sigamos anclados en el siglo pasado. Mucha videoconferencia para darnos las clases, mucha “tecnología”, pero  mucho power point reciclado año tras año con los mismos contenidos, mucho contenido descontextualizado, y en algunos casos, anticuado. Contenidos, contenidos, contenidos. Como si yo o alguna de mis compañeras fuera un contenedor!!!
He aprendido mucho de algunos profesores que, aún empezando a ser docentes, han intentado innovar y promover una clase participativa e investigadora (aunque al final tuvimos que pasar por la “prueba objetiva” de marras). He aprendido mucho de gente motivada con la enseñanza, volcada en transmitir lo que saben y lo que han aprendido para que los medios vayan cambiando y las generaciones del futuro podamos cambiarlo todo “desde abajo”. Pero el sistema no cambia.
No sé quien dijo que ya no sirve reformar el sistema educativo, que hay que crear uno nuevo.
Pensaba en mi futuro trabajo y me invadía una profunda sensación de soledad en mis ideas. Me iba a dedicar a enseñar a niños luchando contra un sistema basado (aún) en el libro de texto, la ficha, los estereotipos, el “contenido”. ¿Qué contenido? ¿Quién decide lo que es importante que se sepa y lo que no? ¿Quién determina esos contenidos? ¿Y si a mí me parece que no son importantes? ¿Y si yo considero que lo que necesitan los niños del futuro es otra cosa?
Y entonces va, y me intereso por unas jornadas de educación que organizaba un tal APREP. Y luego resulta que habían concluido que iban a dar un crédito a los asistentes de la comunidad universitaria. Y yo digo “si me dan un diploma de asistencia, igual me sirve para sumar puntos para las opos”…así que fui a la reunión donde Gemma (la coordinadora) iba a explicar qué había que hacer para ganarse el crédito. Yo en realidad sólo quería saber si daban diploma, porque créditos me sobraban. Y entonces nos empieza a hablar de unas actividades alternativas…que si hacer un blog, que si twittear las charlas…¿Ehhh?¿Qué es eso de twittear?
La verdad es que al principio me pareció una tontería, pero como ella hablaba con tanta pasión de la gente que twitteaba, me dije:”echaré un vistazo, a ver de qué se trata”. Ella nos recomendó que siguiéramos a algunos de los que ella seguía, para ver si nos gustaba.
Y entonces empezó todo.
De repente, me encuentro con todo un colectivo de personas interesadas en una educación diferente, motivadas, creativas, interesantes…gente con quien poder hablar y con quien poder intercambiar inquietudes, dudas, experiencias…
Fue como una ventana a una comunidad “hecha para mí”. Porque, de hecho, yo elegía a las personas a las que seguir y que me interesaban. La gente colgaba links a sitios que me interesaban más o menos, y gracias a los cuales conocía otros, y así. Pero sobretodo, la gente hacía una piña emocional, la gente está unida frente a la resistencia al cambio, contaba sus malas experiencias, las buenas, sus progresos, sus “pinchazos”.
Además de ser una herramienta sin límites para mi propia formación (porque tengo acceso a una increíble selección de contenidos), me prepara para que el día que la educación de otros dependa de mí, yo pueda hacerlo lo mejor posible.
La verdad es que twitteo menos de lo que me gustaría, no tengo portátil y el cuarto donde tengo el ordenador es una verdadera sauna, pero poco a poco estoy aprendiendo muchas cosas y cada vez tengo más ganas de seguir trabajando por un cambio en la educación; sabiendo que no estoy solita en el mundo, sabiendo que ahí está mi “claustro en la red” para compartir experiencias, para desahogarme cuando tenga que enfrentar situaciones desagradables.
Creo que el cambio en la educación no pasa por un cambio legislativo. Creo que los grandes cambios los consiguen las personas, con su capacidad de contagiar a otros su entusiasmo, de seducir a otros con sus logros, de arrastrar a la masa acomodada hacia un futuro mejor. Y el gran problema que había hasta ahora es la incomunicación entre estas personas y las demás que piensan como ellas, y creo que twitter es como una enorme red que facilita que estas personas se encuentren (nos encontremos) y se hagan fuertes aprendiendo unos de otros, y puedan poco a poco ir produciendo el deseado cambio.
Porque nuestros niños se merecen acceder a esa otra educación, esa que les permita desarrollar al máximo sus potencialidades y ser mejor como personas, esa que permita que en la sociedad, cada cual pueda aportar lo mejor que tiene para progresar todos juntos. Que no discrimine, que no seleccione, que no excluya, que no promueva competitividad.
Y creo que twitter puede ser crucial para lograrlo.
Gracias Gemma por haberme “amadrinado”. Siempre voy a recordarlo.
Me he enrollado mucho, como siempre…ups!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

CONGRESO DE INTERNET

El Congreso de Internet es el nuevo nombre del Congreso de WebMasters, referente de la Web 2.0 en España.

Con casi 10.000 asistentes en las pasadas ediciones, el Congreso de Internet vuelve este año con más fuerza para hablar de Social Media, Posicionamiento en Buscadores, Marketing Online, Analítica Web, Redes Sociales, Seguridad, etc etc y todos los aspectos que interesan a la comunidad de Internet en España.

El Congreso de Internet se celebrará en el Hotel NH EUROBUILDING, en Madrid, los días 22, 23 y 24 de Octubre.
Dirección: Padre Damián, 23. 28036 Madrid (España)

Para más información e inscripciones:

CONGRESO DE INTERNET